domingo, 22 de noviembre de 2015

Vía ferrata de La Hermida (K3)

Vía ferrata de La Hermida (K3)
Año 2015. Participantes: Fran y Yo.

Tras haber hecho la vía ferrata de Camaleño, continuamos el día con la visita a esta conocidísima y emblemática vía ferrata. Al parecer, se trata de la primera vía ferrata del Cantábrico, montada sobre una antigua senda de pastores. En esta ferrata destacan tanto su largo puente tibetano, como su larguísimo y conocidísimo puente equipado con tablillas, tan frecuentemente fotografiado y buque insignia de la ferrata.

Esta vía ferrata tiene bastante buena fama, así que tenía ya ganas de hacerla. Pero como frecuentemente pasa, cuando uno se espera mucho, al final acaba decepcionándose un poco porque es difícil cubrir las altas expectativas levantadas. Ojo, que esto no quiere decir que la ferrata sea mala, en absoluto; simplemente me la esperaba algo más exigente y emocionante debido a su fama.

La ferrata tiene varias posibilidades y de hecho en su folleto promocional indica que tiene cuatro recorridos posibles: un recorrido infantil, dos recorridos medios y un recorrido integral. Los recorridos medios son uno saliendo por los rápeles y otro saliendo por los puentes. Por otra parte, el recorrido integral no pasa por los puentes, que son el punto más interesante de la ferrata, y tampoco aporta mucho más en relación a otros recorridos; todo esto siempre desde el punto de vista de un "ferratista". Por todo ello, creo que el recorrido más interesante, y el que nosotros hemos hecho, es el que pasa por los puentes.

La vía ferrata tiene su propia página web: http://www.ferratalahermida.com/. En ella podéis consultar todos los detalles. Como aspectos más destacables indico que, aunque su recorrido por libre es gratuito, para poder hacerla es necesario inscribirse en una especie de registro que llevan en la caseta de información, y que esa caseta, y consecuentemente las posibilidades de hacer la ferrata, tiene sus horarios que debes consultar. Me imagino que fuera de horario tienes cerrado el acceso a la ferrata. Por otra parte, en la caseta de información ofrecen varios servicios, incluidos el alquiler del material que necesites.

Por último quería mencionar que la ferrata está catalogada como K3, pero a mí me ha parecido que en general es una vía ferrata bastante fácil y "relajada". No voy a afirmar claramente que es K2 porque lo mismo mi apreciación no es muy buena, especialmente viniendo de una larga escalada del día anterior, y tampoco quiero llevar a error a la gente si en verdad estoy equivocado.


Datos:
Dificultad: K3 en la escala Hüsler (K1 a K6)
Características: Vía ferrata inicialmente algo discontinua en sus primeros tramos y más interesante en su parte final. Destacan sus dos puentes: el tibetano de 45m de longitud, y especialmente el famoso puente de la Canelaria de 90 m de longitud. Tiene varias posibilidades de recorrido.
Material adicional: No es necesario si no se va a escapar por ningún rápel.
Equipamiento: Grapas en los tramos donde es necesario. Linea de vida y resto de equipamiento en buen estado.
Pasos clave: No hay ningún punto que destaque por su complicación. Quizás al finalizar y salir del primer puente es donde te puedes encontrar algún paso "raro" o con un pelín más de complicación.
Posibilidades de escape: Hay varias posibilidades de escape, marcadas en el croquis, aunque algunas requieren de rápeles.
Tiempo de recorrido: El tiempo de recorrido de la ferrata en sí depende mucho de la cola que te encuentres en los dos puentes y de lo que te entretengas en las cuevas. Nosotros tuvimos que esperar un buen rato en el segundo puente y también dedicamos unos cuantos minutos a la cueva  Jabalí y menos tiempo a la cueva Diosu, y con ello tardamos en hacer la ferrata 1h45min. En total, de coche a coche, la ferrata nos ha llevado aproximadamente 2h45min. En la caseta de información te dicen que son entre 3 y 4 horas, si no recuerdo mal.
Tiempos de aproximación y regreso: La aproximación son alrededor de 5 minutos. El descenso nos llevó algo menos de una hora, pero fuimos muy ligerillos y además es largo y algo enrevesado por lo que creo que se debe pensar más bien en hora y media.
Cimas: Ninguna.

Croquis:
 


Fecha: 20 de septiembre de 2015


El día anterior habíamos realizado el Espolón de los Franceses a Peña Vieja y hoy ya habíamos empezado haciendo la estupenda ferrata de Camaleño y ahora nos tocaba la famosa ferrata de La Hermida, así que tras finalizar la de Camaleño nos subimos al coche y nos dirigimos hacia La Hermida. En unos cuantos minutos y no muchos kilómetros llegamos a la población de La Hermida, ubicada en pleno corazón del larguísimo desfiladero al que da nombre.

Tras aparcar el coche, nos dirigimos a la caseta de información. Allí nos toman nota en el registro que llevan escrupulosamente y nos informan sobre la ferrata dándonos un folleto y contándonos rápidamente la información básica. En la caseta se pueden contratar varios servicios y también alquilar material si lo necesitas.

Salimos de la caseta y nos dirigimos al inicio de la ferrata. Se llega por un senderillo algo confuso en algún momento, pero en poco más o menos 5 minutos se llega; desde luego que en menos de los 15 minutos que nos han dicho en la caseta de información, que deben ser si vas con niños y/o te lo tomas con muuuucha calma.

El inicio es un tramo con grapas, al estilo de cualquier vía ferrata. Ascendemos este tramo y para sorpresa nuestra nos encontramos un tramo de andar, en el que sigue habiendo un cable de línea de vida, pero que sirve más para guiarte en el recorrido que para asegurarte al no resultar muy necesario.

Inicio de la ferrata

Vamos alternando algunos tramos de roca con otros de andar, en la misma línea. Lo que pasa es que los tramos de andar son mucho más amplios que los de grapas por roca, con lo que me empiezo a decepcionar con la ferrata. Me siento como estafado, pensando que se trata más bien de lo que se conoce como "camino equipado" en lugar de una auténtica vía ferrata.

Otro tramo de los iniciales
Mirando hacia abajo

Dentro de lo malo, el recorrido transcurre por bonitos bosques. La verdad es que la vegetación abunda en todo el recorrido y eso le da un toque de "frescura".

Mucha vegetación por el recorrido
Un tramo de los de andar
Otra vez con grapas

Llegamos a la cueva Jabalí, y allí decidimos echar unos minutos a inspeccionar un poco la cueva y también a hidratarnos y a picar algo, puesto que estas empinadas subidas por las rampas de estos bosques nos han hecho sudar lo suyo. Se puede uno adentrar un poco por la cueva, pero tampoco tenemos ganas de andar sacando los frontales y nos damos por contentos contentos con inspeccionarla sin adentrarnos demasiado; realmente lo que más nos interesa ahora es el ratillo de picoteo e hidratación.

La cueva Jabalí
Parece una garganta, con campanilla y todo, jejeje

Oímos gente a lo lejos, así que hasta ahora habíamos ido solos, quizás por haber entrado un poco tarde a la ferrata, pero ahora parece que estamos alcanzando a un grupillo, aunque aún se oyen lejos y no les vemos. Eso nos "anima" a tomárnoslo con calma, ya que si les alcanzamos probablemente tengamos que ir esperando detrás de ellos.
 
Afortunadamente todo esto de los largos tramos de andar solo ocurre hasta llegar a la cueva Jabalí, que no es poco, pero a partir de este punto la ferrata cambia y gana bastante interés. Empieza a aparecer roca vertical de una forma más o menos continua. Además los tramos son más verticales y algo más interesantes que los iniciales.

La ferrata mejora a partir de la cueva Jabalí...
....con tramos algo más interesantes y de una forma algo más continua

Aparece incluso un punto en el que no hay para agarrarse y hay que darse algún pasito de los de adherencia. Bueno, para los menos habilidosos o más "miedicas" siempre existe el recurso de agarrarte del cable de línea de vida, pero mejor si no se hace, pues es una mala práctica, y además tampoco es tan complicado.

Algún pasito de adherencia

A pesar de que ya vamos por roca de una forma más o menos continua, la vegetación sigue siendo muy abundante.

Tramos ya más interesantes de roca, aunque la vegetación sigue abundando
Un poco más arriba

Llegamos a un curioso punto, bautizado como "Rampa Carla Garrido" es un bonito diedro muy tumbado pero también muy liso. Está equipado con grapas, pero resulta un tanto raro progresar por él, tanto por esa situación intermedia entre horizontal y vertical, como por algún aleje entre grapas que te obliga a estirarte un poco. Pero se sube sin problemas.

En las cuevas y otros puntos singulares, como esta rampa, hay carteles que los identifican
Fran en la rampa
Y yo, tras él

Continuamos por tramos normalmente de roca, aunque algún pequeño tramo de andar nos encontramos todavía.

Continuamos...
... siempre con mucha vegetación
Y todavía algún tramito de andar, aunque ya más cortos, esporádicos y rocosos

No obstante, pronto llegamos al punto donde debemos desviarnos hacia la derecha para ir por los puentes. Se ve que la línea de vida te lleva a una pronunciada rampa descendente, lo cual da una sensación un poco rara después de tanto rato de solo subir y subir. La rampa es muy lisa, empinada y resbaladiza, y además no se ven agarres en la pared, con lo que aquí es casi obligado bajar agarrado del cable; de lo contrario el riesgo de pegarse un morrazo es tremendamente alto. Supongo que el paso continuo de gente ha contribuido a que sea tan resbaladiza, pues la roca se ve muy "sobada". De todas formas con unas buenas zapatillas y un pelín de habilidad y paciencia creo que resulta posible bajar sin recurrir a agarrarse al cable, aunque ni Fran ni yo estamos por la labor de arriesgarnos a llevarnos un buen culetazo simplemente por intentar ser más chulos que nadie. El hecho de que la roca se encuentre húmeda, cosa que parece frecuente por aquí, también es un elemento disuasorio al provocar que haya todavía más riesgo de escurrirse.

Fran descendiendo la rampa
Y yo le sigo. Se aprecia perfectamente que la roca del suelo está muy "sobada"

Al finalizar la rampa nos encontramos la cueva Diosu, anunciada como muchos otros elementos de la ferrata con un cartel, y el primer puente, un puente tibetano bastante largo; en unos sitios dicen que tiene 35 metros de longitud y en otros 45 metros, pero el caso es que por ahí anda. Vemos al grupo que oíamos que iba antes de nosotros y que está ya terminando de recorrer el puente, por lo que apenas echaremos un vistazo muy por encima a la cueva Diosu para hacer tiempo.

La cueva Diosu

Una vez se encuentra libre el puente vamos a su inicio. Nos alargamos el anclaje para poder asegurarnos del cable de arriba, algo de lo que ya nos habían informado, y se prepara Fran para cruzar el primero.

Fran cruzando el puente tibetano
Las vistas hacia la carretera
Y las bonitas vistas del pueblo y del desfiladero

Cuando ha acabado Fran empiezo a cruzar yo el puente. La verdad que para lo largo que es no se mueve tanto como cabría esperar, y también se pierde un poco de sensación de vértigo al pasar a no mucha altura sobre las copas de los árboles que hay debajo y que tapan la visión del suelo. Aún así, resulta bastante interesante cruzar un puente tibetato tan largo.

Mi turno de cruzar el puente. Al fondo la cueva Diosu
Un zoom. El anclaje alargado para poder llegar a asegurarte al cable de arriba, como debe ser

Al finalizar el puente hay algunos pasitos un tanto "raros" para terminarlo y salir de él, siendo quizás el punto donde le pueda aparecer algo más de "tensión" a la gente, pero sin que sea tampoco cosa especialmente difícil ni del otro mundo.

Al final del puente hay algún pasito raro, quizás provocado por llegar a la pared tan en oblicuo

Una vez superado el primer puente, nos toca un pequeño tramo hasta llegar al segundo puente, el de la Canelaria. Cuando llegamos al inicio del puente nos encontramos, como era de esperar, al grupo de antes, que lo está cruzando. Cada vez que le toca a uno, el siguiente espera a que el que está cruzando llegue al final, con lo que nunca hay más de una persona sobre el puente. Eso hace que el tiempo de espera se alargue muchísimo, ya que estamos hablando de un puente de nada menos que 90 metros de longitud y que lleva unos minutos cruzarle. Supongo que lo hacen para evitar que uno le produzca movimientos adicionales en el puente al otro. No nos queda más remedio que esperar pacientemente un buen puñado de minutos...

Ha pasado un buen tiempo de espera, pero por fin nos llega el turno. Hemos esperado, como han hecho ellos, que el último haya finalizado el puente antes de meternos, y nosotros vamos a hacer igual, primero Fran y yo no entro en el puente hasta que él lo acabe.

Ya hemos visto que el cable de arriba pilla más alto todavía que el anterior puente, así que nos hemos preparado unos anclajes más largos todavía. En mi caso me he olvidado de las bagas de la disipadora y voy a usar mi cabo de anclaje a tope de longitud y alargado con un anillo cinta.

Empieza Fran, que tiene que hacer algún pequeño malabarismo para llegar a anclarse al cable de arriba. Va recorriendo el puente tranquilamente y disfrutando de las vistas. A mitad de puente se da la vuelta y me comenta que ha notado que se mueve tanto que pensaba que yo ya me había metido a recorrer el puente y por eso se movía tanto. Sin embargo yo sigo esperando pacientemente fuera del puente hasta que él acabe.

Fran empezando el famoso puente. Al loro lo alto que va el cable de arriba
Un zoom un poco más adelante
Disfrutando de las vistas a mitad de puente
Y llegando al final. Un poco más arriba se ve a los del anterior grupo en la travesía de las placas

Cuando acaba Fran me llega el turno. Me comenta que alargue todo lo que pueda el cabo de anclaje, ya que al final del puente el cable de arriba se sube todavía más y él ha tenido que acabar prácticamente de puntillas. Inocentemente pienso que llevo longitud suficiente y no le doy mucha importancia a lo que me dice.

Me anclo y empiezo a recorrer el puente. De momento me muevo bien y el anclaje va deslizando decentemente. Teniendo tablillas en el suelo la verdad es que no resulta nada complicado avanzar, y ciertamente el puente no se mueve tanto como esperaba. En el centro del puente aprovecho para hacer algunas fotillos y luego continúo.

Yo iniciando el puente, desde la perspectiva de Fran
A mitad de puente, un buen momento para sacar la cámara de fotos y recrearse
Una foto hacia abajo
Y ahora un selfie, jeje
Vista hacia Fran, que me espera al final

Según voy acercándome al otro extremo del puente me cuesta cada vez más arrastrar el anclaje, porque poco a poco va cogiendo tensión al separarse el cable de arriba, y el mosquetón desliza cada ve peor sobre él. La situación va empeorando a pasos agigantados, hasta que ya me cuesta horrores avanzar... si pudiera en ese momento subirme para alcanzar el mosquetón sin ninguna duda lo soltaría y seguiría sin seguro (ya que avanzar por aquí está chupado)... pero eso ya tiene mal arreglo, así que hay que continuar como sea.

El anclaje se me queda corto y me cuesta horrores avanzar
Intentando llegar al final como pueda

Tras un tremendo esfuerzo empujando y haciendo virguerías, y con la clavícula dolorida de que se me clave el anclaje al ir empujando, llego al punto al final en el que me puedo subir un poco y soltarme... ¡Dios, qué alivio! Me juro a mí mismo que la próxima vez prestaré más atención a las advertencias de ese tipo.

Solo nos queda, tras una breve subida, un tramo en rara travesía por unas placas algo tumbadas, en el que me da la impresión que falta alguna grapa que se ha roto o soltado debido a algún desprendimiento (hay alguna que otra grapa que aparenta haber sido golpeada por rocas caídas, señal de haber habido desprendimientos por aquí), pero que no presenta mayor problema. Tras ese tramo alcanzamos el sendero de descenso.

El puente visto desde la subida que hay tras él
La travesía de las placas

Empezamos a recorrer el sendero de descenso, metidos entre el bosque y la vegetación, con la mentalidad que nos han trasmitido las informaciones recibidas de que es largo. El recorrido va más o menos en horizontal, pero hay ratos en los que baja, y otros en los que empieza a subir y ya te empiezas a preocupar de si vas bien o estás yendo hacia otro lado. El sendero muchos momentos no es del todo claro, lo que ayuda a tener dudas, y además la espesa vegetación te impide tener algunas siempre socorridas referencias visuales.

Se trata de un recorrido en el que hay que ir muy atento para no despistarse, pero que no hay que extrañarse de que, por ejemplo, se ponga a subir un rato cuando lo que queremos hacer es precisamente todo lo contrario: bajar. En resumen, es un recorrido que avanza muchísimo hacia el norte para luego poder bajar sin excesivos problemas.

Llega un momento en el que el sendero ya empieza a bajar claramente. En plena bajada hacemos una larga parada para beber y comer algo, ya que desde la cueva Jabalí en la que comimos unas gominolas no hemos vuelto a echarnos nada en la boca (parece que hemos llevado las mochilas solo para pasearlas), y para "ir al servicio".

Continuamos bajando y, tal como está previsto en este descenso, alcanzamos la carretera que baja al pueblo. Descendemos por ella llegando al pueblo y a la carretera nacional que recorre el desfiladero, y en pocos minutos más ya nos plantamos donde el coche.

Bajando por la carretera que desciende al pueblo

Hay una ferrata muy cerca, la de Milar, que habíamos contemplado como posibilidad para completar el día, y que no sabemos qué tal estará. Pero definitivamente preferimos no llegar muy tarde a Madrid, así que rápidamente desestimamos el hacerla. Nos aseamos un poco en el río y cogemos el coche en dirección a Madrid, haciendo de camino una parada para comer en condiciones, ¡que nos lo hemos ganado!



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