martes, 8 de julio de 2014

Posets (tras subida fustrada al Aneto)

Posets (tras subida fustrada al Aneto)
Año 2009. Participantes: Dani y yo

Puente del 12 de octubre. Son tres días que decidimos Dani y yo emplearlos en el Pirineo. Nuestra idea es la siguiente: Primer día subir al Aneto desde La Besurta; segundo día de descanso mañanero y subir por la tarde al refugio Ángel Orus; tercer día subir al Posets y retornar a Madrid.

La realidad es que los planes del Aneto se nos empezaron a torcer desde el primer momento, haciendo la subida en muy malas condiciones meteorológicas y teniendo que resignarnos a abandonar después de haber hecho gran parte de la subida y haber llegado más lejos que nadie en ese complicado día.

Para el Posets las condiciones fueron incluso más duras, pero conseguimos vencerlas y hacer cumbre; posiblemente fuimos las únicas personas que consiguieron hacer cumbre en el Posets ese día.


Empezamos (pincha sobre las fotos para verlas más grandes


Intento fustrado al Aneto (10 de octubre de 2009)

Datos (de nuestro intento): 
Actividad: Montañismo;      Zona: Pirineos
Cimas: Aneto, no conseguida
Dificultad: Técnicamente no reviste dificultad. A destacar el paso del glaciar, sin ninguna dificultad pero para el que no hay que descuidar la seguridad ya que constituye un punto negro de accidentes en el Pirineo, y el famoso paso de Mahoma. El paso de Mahoma es un paso algo aéreo, último paso para acceder a la cima del Aneto, que sin embargo no reviste mayor dificultad que el ir esquivando el trasiego de gente que lo cruza. No obstante, en esta ocasión no llegamos hasta aquí.
Características: Terreno fácil con las comentadas zonas en las que hay que prestar algo de atención.
Longitud total: 13,8 km;     Desnivel acumulado positivo:  1600 m;     Desnivel acumulado negativo: 1600 m



No incluyo tiempos ni track por tratarse de un intento fallido y poder dar lugar a confusión. Dicha información puede obtenerse de la otra entrada que tengo de la subida al Aneto (próximamente en el blog).


Fecha:  10 de octubre de 2009

Llegamos la noche anterior a la zona de Benasque, con intención de llegar con el coche hasta La Besurta. Al llegar a los Llanos del Hospital... ¡Carretera cortada! ¡Me cago en todo! ¡Si solo la cortan en verano!... Al leer posteriormente la información descubriría que también la cortaban en este puente... ¡Maldita sea! Ya se nos empiezan a descabalar los planes. Son casi las 12 de la noche, así que la única solución que nos queda es vivaquear aquí y al día siguiente coger el primer autobús que pillemos que nos lleve a La Besurta, que es un servicio público que se pone en marcha cuando está cortada la carretera en épocas veraniegas o en este puente.

Cenamos al lado del coche y nos metemos en el saco para vivaquear en el párking. Hay muchísima humedad... casi llovizna... esto me huele mal... Malduermo con un ojo abierto y otro cerrado...

Cenando junto a los coches

Como sospechaba... hacia las 3:30 de la madrugada empieza a llover. Saltamos Dani y yo del saco y salimos disparados hacia el coche, metiendo todo dentro rápidamente para que no se moje. ¡Vaya nochecita!... en estas condiciones ya no pegamos ojo... no sé si habremos dormido poco más de 2 horas.

Hacia las 5:30 vemos con sorpresa que pasa un autobús (¡qué bien!, ¡no los esperábamos tan pronto!), así que nos ponemos en marcha rápidamente para intentar pillar el siguiente, nos preparamos y desayunamos a toda pastilla y así conseguimos coger el siguiente que pasa a las 6:00.

El recorrido en el autobús, después de toda la movida, nos resulta relajante, cómodamente sentados en una noche oscura en la que no para de lloviznar. Finalmente llegamos a la Besurta y nos bajamos del autobús.

Emprendemos la subida en plena oscuridad de la noche, con todo el suelo empapado y con algo de llovizna. Afortunadamente la lluvia ha amainado bastante y confiamos en que el día aguante.

Subiendo en noche cerrada y húmeda hacia el refugio de La Renclusa.

Vamos a toda pastilla, así que en menos de 25 minutos nos hemos plantado en las puertas del refugio de La Renclusa.

En el refugio hacemos una pequeña parada para coger agua y rematar algún preparativo para ya continuar la subida hacia el Aneto; en concreto reorganizamos en la mochila las prendas de abrigo y de lluvia.

En el refugio de La Renclusa, cargando agua y reorganizando la ropa.

Una vez que estamos listos para continuar, reanudamos la subida. La mayoría de los montañeros ya han empezado a subir y se ven las luces de sus frontales como una procesión subiendo la montaña. 

Tan pronto amanece, el tiempo empieza a empeorar y la visibilidad es muy mala. Ascendemos por la larga y pesada subida al Portillón Superior, que se hace interminable y muy dura por la gran pedrera de grandes bloques en la que está convertida en estas condiciones; cuando esta subida está cubierta con un manto de nieve el camino queda "alisado" por la misma y a pesar de que la cuesta es muy empinada se sube bien con unos crampones, pero en estas condiciones es una auténtica tortura el subir saltando de roca a roca y con algunos desmoronamientos de piedras que te hacen derrochar fuerzas.
 
Subiendo hacia el Portillón superior, por este incomodísimo mar de bloques de piedra

Vamos guiados más por la intuición que por otra cosa, pues la niebla no deja ver mucho. Hay hitos por todas partes, así que no son una buena referencia. Más o menos tenemos la orientación cogida hacia el Portillón Superior y vamos aproximadamente en dicha dirección.

Nuestro ritmo es bastante alto. Dani, con eso de las preparaciones físicas para bombero, va como una moto, así que vamos alcanzando y adelantando a varios grupos.

Vamos alcanzando a otros montañeros

El tiempo va empeorando y encima no se ve nada, así que nos cuesta bastante encontrar el Portillón Superior (punto de paso obligado). Vamos varios grupos intentando localizarlo y al final lo conseguimos a pesar de esta monótona masa de rocas.

Una vez llegamos al Portillón Superior el panorama meteorológico es todavía peor, con fuerte viento, lluvia y nieve, frío, niebla,... Muchos montañeros ya se habían ido dando la vuelta antes de llegar aquí, así que ya se había hecho una primera criba. Pero al ver el panorama, con lluvia, viento y una niebla espesa, los restantes grupos de montañeros optan por darse la vuelta.

Somos los únicos que optamos por seguir, pero hay que hacerlo con prudencia, así que por un lado marco una hora tope para darnos la vuelta, pues en estas condiciones los tiempos se van dilatando más de la cuenta.

Lo segundo que hago es grabar las coordenadas del Portillón Superior, donde estamos,  por si luego no conseguimos encontrarlo de vuelta; esto lo hago gracias a una antena GPS que llevo, que me transmite al teléfono las coordenadas de donde estamos. No hay planos digitales ni nada parecido, solo unas simples y tristes coordenadas X e Y, es decir una pareja de números —en ese momento no estaba tan desarrollada la tecnología de los aparatos GPS, así que en cierto modo esto en esa ocasión podía considerarse casi un lujo—. Una vez hecho esto nos aventuramos a continuar metidos en la niebla. Otros dos grupos se animan inicialmente a seguirnos, pero enseguida se lo piensan mejor y se dan la vuelta.

Voy avanzando prácticamente por donde me indica la intuición. No hay hitos ni huellas ni nada por el estilo. No se ve nada y voy haciendo una combinación de ir por el que me parece el mejor sitio con la tendencia general de una pendiente de subida que estimo que "apunta" hacia el collado Coronas". No obstante tengo la impresión de que voy más alto que la ruta normal, pero en este caso creo que es mejor pasarme por arriba que no quedarme por abajo.

La meteorología nos azota de lo lindo y vamos calados hasta los huesos. Mis guantes van soltando un hilo de agua según camino. Dani va en las mismas condiciones, y menos mal que le insistí en que se llevara guantes que los podría necesitar, porque en un principio no los había echado en la mochila. Son unas condiciones penosas pero de momento no nos damos por vencidos y tiramos para adelante.
 
Aproximadamente una hora después de haber dejado atrás el Portillón Superior alcanzamos el borde del retraidísimo glaciar. Es lógico que hayamos tardado tanto en llegar hasta él, pues en estas fechas está bajo mínimos y prácticamente solo queda el hielo fósil, a la espera de que muy en breve las nevadas y el frío vuelvan a repoblarlo. Por tanto, en estas fechas su extensión es muy reducida.
 
El borde del glaciar forma cavernas, algunas de 2 metros de altura o más en las que te puedes meter sin agacharte.
 
El borde del glaciar. A la izquierda se ve una de las cavernas de las que puedes entrar sin agacharte

A la vez que me voy poniendo las polainas me voy dando cuenta de lo absurdo de la situación: ¿Qué sentido tiene ponérmelas, si ya voy totalmente empapado?

Llegados a este punto solo vemos en la nieve unas huellas muy erráticas y de solo una persona; es posible que sean de algún montañero que haya accedido por el collado de Coronas... o Dios sabe desde dónde. El panorama no me gusta nada, me empieza a dar mucha inseguridad: veo que se nos pueden ir las horas rápidamente intentando localizar el collado Coronas, si es que conseguimos localizarlo lo cual no tengo tampoco muy claro, y aún nos quedaría hacer cima en el Aneto y toda la vuelta... y no anochece muy tarde, así que tampoco tenemos mucho margen.
 
Visto todo esto le comento a Dani que creo que es mejor darse la vuelta. Además estamos empapados, y de momento aguantamos bien pero en cualquier momento puede empezar a hacernos mella el frío. Dani está de acuerdo, así que emprendemos el retorno. Ya habrá ocasión de desquitarse, como así ocurrió unos 8 meses después (próximamente en el blog).
 
De vuelta, también a ciegas, con niebla que empieza a hacerse tan densa que apenas vemos dos o tres metros delante de nosotros, voy avanzando deshaciendo el camino. Dani me sigue, pero vamos tan a ciegas que empieza a desconfiar un poco del recorrido que estamos siguiendo. Yo voy guiándome con gran sensación de seguridad, pues frecuentemente voy reconociendo puntos por los que hemos pasado, pero esa sensación de seguridad no puedo transmitírsela a Dani de otra forma que simplemente intentando convencerle de palabra. Dani me sigue, pero va con la mosca detrás de la oreja y no se fía un pelo de que le esté guiando bien.

De vez en cuando me quito los guantes y escurro el agua retorciéndolos. Debemos pesar unos kilillos más de toda el agua que llevamos encima.

En un momento dado Dani ya no se fía ni un pelo de mí y está convencido de que vamos perdidos. En parte es porque no recuerda que hayamos andado tanto en el camino de ida. A su insistencia yo le contesto que sé dónde estoy y que el Portillón Superior tiene que estar ya a escasos 200 metros. No habíamos caído en comprobar las coordenadas GPS hasta ahora, en parte porque yo tenía la seguridad de que íbamos volviendo exactamente por el camino de ida, pero ahora era claramente el momento de comprobar coordenadas y comprobar si estoy en lo cierto a la vez que tranquilizar a Dani. Enciendo el teléfono y la antena y en un rato comprobamos que, aunque no lo podemos ver por la niebla, estamos a unos 100 metros del Portillón Superior. No solo esto tranquiliza a Dani, sino que refuerza mi sensación de llevar controlado el recorrido.

Efectivamente, en escasos metros estamos ascendiendo la corta pero empinada subida para rebasar el Portillón Superior. Por cierto, que con eso de sacar el móvil en estas condiciones se ha empapado por completo y va todo el rato pegando pitidillos, haciendo soniditos y encendiéndose lucecitas; parece una máquina tragaperras y al final tengo que quitarle la batería, porque no para ni siquiera intentándolo apagar.

Al otro lado del Portillón Superior sigue habiendo niebla, pero esta ya no es tan tremendamente densa. Seguimos guiados un poco por la intuición, aunque aquí es más fácil guiarse más o menos en dirección al refugio. El viento también se calma en este lado y la llovizna va remitiendo dejando paso a un ambiente muy húmedo pero no tan empapante.

En este lado del Portillón y según bajamos va mejorando rápidamente la visibilidad. Después de un buen rato de bajada y de ir mejorándose la visibilidad incluso podemos divisar el ibón de la Renclusa.
 
El ibón de la Renclusa

Seguimos bajando por este incomodísimo mar de bloques de piedra. Voy cansadísimo y las rodillas ya las siento como de chicle de tanto saltar de piedra en piedra; parece que empieza a costarles un poco sujetarse. Solo recuerdo otro día que haya tenido más sensación de cansancio que éste, que es el de la durísima jornada-aventura del día posterior al de la Canal del Agua (Canal del Agua), aunque esta última ha sido unos años posterior. Seguro que en esta terrible sensación de cansancio, además de este incómodo recorrido saltando por bloques sueltos, tiene la mayor parte de culpa el haber dormido solo un par de horas la noche anterior.

Enseguida divisamos aliviados el refugio de La Renclusa. Se hace largo, pero al final todo llega. Paramos en el refugio a comer y reponer agua. Con esto del mal tiempo apenas hemos comido y bebido nada en todo lo que llevamos de jornada, lo que también ha afectado para este tremendo cansancio que llevamos encima, así que esta parada nos viene muy bien.

Tenemos ya a la vista el refugio de La Renclusa

En el refugio la gente se sorprende cuando después de que nos pregunten les contamos que hemos llegado hasta el glaciar. Nos dicen literalmente que hemos sido unos valientes, pues las condiciones eran muy complicadas. Pero lo cierto es que hemos medido bastante los riesgos y nos hemos dado la vuelta cuando ya éstos empezaban a superar los límites que hemos considerado razonables para evitar meternos en líos.

Tras comer y un buen período de relax bajamos del refugio a la Besurta, donde esperamos de nuevo el autobús. En la parada del autobús, aprovechamos el ratillo de espera para organizar un poco las cosas mojadas... que es casi todo.
 
El autobús nos recoge y nos lleva hasta los Llanos del Hospital, donde tenemos el coche. Propongo que vayamos con el coche a los Llanos de Senarta, cerca de Benasque, donde se puede acampar, e instalarnos allí para pasar la noche. Allí vamos y montamos la tienda poco antes de que empiece a oscurecer. Aquí hace mucho mejor tiempo. Prácticamente solo sacamos la cena y lo imprescindible que vamos a usar, con la idea de ponernos a descansar pronto y al día siguiente tomarnos una mañana "sabática", pues la actividad prevista ya es para la tarde. Sacamos y ponemos a secar algunas cosas, sobre todo las más imprescindibles, con idea de que a la mañana siguiente íbamos a tener tiempo y ya podríamos organizar todo un poco mejor.

Cenamos y pronto nos metemos en el saco. ¡Qué gusto meterte en algo seco! Cogimos sueño enseguida pues además de la agradable sensación de estar seco y metido en el saco teníamos un enorme déficit de sueño de la noche anterior.


Subida al Refugio Angel Orús (11 de octubre de 2009)

Datos: 
Actividad: Montañismo;      Zona: Pirineos
Cimas: ninguna.
Dificultad/Características: Sendero muy agradable sin dificultades técnicas en verano y bien marcado. Terreno fácil. El acceso con coche al punto de inicio es por una empinada pista de tierra en condiciones bastante decentes, por lo que se puede subir con coches normales teniendo cuidado de ir algo más despacio en algunos puntos.
Longitud total: 3,7 km;     Desnivel acumulado positivo:  630 m;     Desnivel acumulado negativo: 10 m

Tiempos:
Aproximadamente 1h 30 min de subida desde donde se deja el coche hasta el refugio.

Track: 
Obtenido de internet y adaptado (pincha aquí para acceder al track en wikiloc).




Fecha:  11 de octubre de 2009

Nos levantamos remoloneando todo lo que podemos. Hoy luce un buen sol. Después de desayunar montamos un buen tenderete por los alrededores usando todo lo que pillamos a mano para "tender" la ropa y poner las restantes cosas a secar: árboles, ventanillas del coche, encima de los aislantes, o simplemente en el césped. ¡Parece que hemos montado un mercadillo!
 
Empezando a preparar nuestro "mercadillo".

Me llama la atención que mirando hacia el noreste, hacia la zona del Aneto se ve que reina el mal tiempo, mientras que mirando en sentido contrario se aprecia buen tiempo. Es una muestra clara de la realidad de que no es muy frecuente pillar buen tiempo en la subida al Aneto desde La Besurta; suele ser una zona de meteorología algo complicada. Desde aquí el contraste entre mirar a un lado y a otro es sumamente llamativo. En vista de esto, nos alegramos de no haber cambiado los planes por un nuevo intento de hacer hoy cumbre en el Aneto, algo que ayer se nos pasó por la cabeza, lo discutimos y finalmente lo descartamos.

Mal tiempo hacia el noreste... ...y buen tiempo hacia el suroeste

Nos tiramos un buen rato relajados esperando a que se sequen las cosas. Mientras, vamos recogiendo la tienda y luego poco a poco las cosas que se van secando. Se está muy agradable aquí y el sol combinado con un ligero airecillo ayuda para que las cosas se vayan secando rápido.
 
Cuando tenemos ya todo seco y recogido nos trasladamos a Benasque. Por allí nos damos una tranquila vuelta y nos tomamos unas cervezas a las que invita Dani por su cumpleaños.
 
Cuando se va acercando la hora de comer cogemos el coche y nos trasladamos al valle de Eriste y subimos con el coche por una pista de tierra hasta el "aparcamiento" de Pleta del Estallo, donde se deja el coche para subir al refugio de Ángel Orús. Al principio es pista asfaltada pero luego se vuelve pista de tierra. Es una pista empinadilla pero que aunque no está perfecta se sube suficientemente bien con coches normales simplemente teniendo que pasar un poco más despacio por algunas zonas.

Cerca del aparcamiento comemos tranquilamente.
 
Comiendo cerca del coche, en Pleta del Estallo

Una vez listos y preparadas las mochilas, iniciamos la subida al refugio de Ángel Orús. Al poco de empezar se pasa cerca de la cascada de Espigantosa; es una cascada menos conocida que por ejemplo la famosa "Cola de Caballo" de Ordesa, pero bajo mi punto de vista no tiene nada que envidiarle.
 
Nada más empezar la subida al refugio se puede ver la cascada de Espigantosa, menos conocida pero para mí tan espectacular o quizás más que la famosa “Cola de Caballo” de Ordesa

Al fondo, la cascada de Espigantosa. La foto no le hace justicia

Hay algún paso sobre el rio, que está perfectamente acondicionado para el paso, demasiado para mi gusto, con un puentecillo de hormigón y enseguida nos metemos en unos senderos de extraordinaria belleza. La pendiente no es muy alta, por lo que se sube muy bien y el fresquito de la vegetación junto con su belleza hacen muy agradable subir por aquí. Es uno de los senderos más bonitos y agradables que recuerdo haber recorrido..

Paso sobre el río

Senderos de extraordinaria belleza

Más adelante la pendiente se suaviza más todavía, transcurriendo un buen tramo con poca pendiente que va a ser el preludio del tramo final. Efectivamente, cuando nos falta tan solo la tercera o la cuarta parte del recorrido, el terreno se levanta ofreciendo una fuerte pendiente. En esta parte el sendero describe zigzags para hacer más llevadera la subida. La ventaja de esto es que se gana altura muy rápidamente.
 
Mirando atrás se comprueba que se gana altura rápidamente

Superado ese tramo que se interpone como un enorme muro enseguida se tiene a la vista el refugio Ángel Orús. Está en un espectacular emplazamiento con aspecto poco acogedor pero verdaderamente privilegiado, a modo de nido de águilas. A pesar de que parece que estamos ya en el refugio, nos queda la pesada cuesta hasta acceder verdaderamente a él, cuesta que se hace un poco de rogar porque piensas que ya estás pero estos metros realmente requieren un último esfuerzo
 
Espectacular emplazamiento del refugio a modo de "nido de águilas".

El refugio llama mucho la atención. Por un lado tiene una buena terraza a modo de mirador con unas vistas magníficas. Por otro lado, se ve que está construido en pendiente y el moverte por él es a base de subir y bajar empinadas escaleras: está dominado por un amplio pasillo que en lugar de ser un pasillo horizontal como en una edificación normal, realmente se trata de una escalinata en la que a ambos lados se van encontrando las distintas estancias. Es muy engañoso pues desde fuera el refugio parece más horizontal, pero una vez dentro te das cuenta de que no es así. Lo primero que pienso al andar por dentro de él es lo mal que tiene que sentar moverte por aquí dentro cuando llegues después de una buena paliza en las piernas, pues la citada escalinata es empinada.

Privilegiadas vistas desde la terraza del refugio

Nos registramos en el refugio. Los del refugio nos dicen que hoy es buen día para hacer cima en el Posets, aunque alguna nube ha estado "gamberreando" por ahí arriba e incluso ha hecho a algunos darse la vuelta, y que mañana la cosa seguramente esté peor; nos lo dicen como recomendándonos que subamos hoy a cima en lugar de mañana. Estas indicaciones efectivamente nos tientan a subir a cima esta misma tarde, pero esa tentación dura muy poco porque la propuesta nos descoloca un poco y no estamos nada mentalizados, por lo que aparentemente en cierto modo sería subir forzados y desganados. Además es un poco tarde y no me gusta ir demasiado justo de horas de luz.

Nos acomodamos en la habitación, en la que para nuestra sorpresa hay una ducha, así que no desaprovechamos la ocasión de una ducha relajante.

Charlamos con unos y otros en el refugio, pero pronto cenamos y nos vamos a dormir con idea de madrugar bastante mañana.


Subida al Posets y retorno (12 de octubre de 2009)

Datos: 
Actividad: Montañismo;      Zona: Pirineos
Cimas: Posets (3375m).
Dificultad/Características: Subida sin dificultades técnicas significativas; solo es reseñable un cresteo final ligeramente aéreo. La pendiente es notable y muy constante en toda la ascensión, no dando mucha tregua
Longitud total: 12,9 km;     Desnivel acumulado positivo:  1280 m;     Desnivel acumulado negativo: 1860 m

Tiempos:
Los tiempos que tardamos nosotros, incluyendo paradas, fueron los siguientes
  • Ascenso desde el refugio hasta la cumbre: 3 horas
  • Descenso desde la cumbre hasta el refugio: 1 hora 45 minutos (bajamos bastante rápido)
  • Parada en el refugio: 1 hora
  • Descenso desde el refugio hasta Pleta del Estallo (coche): 1 hora 15 minutos
Los tiempos reflejados son los he hicimos nosotros, incluyendo paradas. En algunos casos nos ralentizaron algo las circunstancias y en otros fuimos bastante rápido, por lo que tienen que tomarse como aproximados y además pueden depender de las condiciones.

Track: 
Obtenido de internet y adaptado (pincha aquí para acceder al track en wikiloc).




Fecha:  12 de octubre de 2009

Nos despertamos hacia las 6:30. En el refugio ya se ve actividad, a pesar de ser plena noche cerrada. Nos levantamos nos vestimos y bajamos a desayunar. Hablamos con un grupo de montañeros vascos que se ha levantado más pronto que nosotros, así que a las 7:00 ya están saliendo del refugio hacia la cima del Posets. Una pareja de montañeros también sale del refugio hacia las 7:20. Nosotros tardamos un poco más en preparar nuestras mochilas y estar completamente listos, así que pasan por muy poco las 7:30 cuando iniciamos la subida.

Subimos a la luz de los frontales. A lo lejos se ven los dos frontales que evidentemente son de los montañeros que han salido 10 minutos antes que nosotros. Eso nos hace ir con un ritmo ágil, como si nos hubiéramos picado con ellos y tuviéramos la imperiosa necesidad de alcanzarles. Gran parte de culpa es de Dani, que con eso de las pruebas de bombero va siempre contrarreloj y no tengo más remedio que seguirle como puedo, pero reconozco que a mí también me da una motivación extra para subir con ganas.

Tras un ratillo de "persecución" les alcanzamos fácilmente; tampoco es que aparentemente fueran muy rápido, así que ha sido relativamente fácil.

Cuando ya llevamos un buen trecho de subida empieza a amanecer. Hasta ahora todo estaba muy oscuro y no habíamos podido ver gran cosa, pero ahora nos percatamos de que el día está bastante nuboso. No obstante, confiamos en que vaya abriendo cuando empiece a salir el sol.
 
Empieza a amanecer (vista hacia atrás). El día se presenta muy nuboso

Seguimos subiendo y cruzamos el torrente Llardaneta, pasando a la otra ladera del valle que forma. El día va clareando y vemos que hacia donde vamos no tiene nada de buena pinta... está totalmente cubierto y tapado con nubes muy bajas. No obstante de momento parece que van retirándose según vamos avanzando y llegando a ellas, justo por delante nuestro... continuamos a ver si hay suerte. Vemos donde aproximadamente debe situarse la entrada a la Canal Fonda y se ve que la Canal Fonda debe de estar totalmente cubierta de niebla.
 
En el centro de la imagen la entrada a la Canal Fonda se ve totalmente afectada por la niebla

Finalmente llegamos a la entrada de la Canal Fonda, un estrecho y empinado cañón que con fuertes cuestas sube desde los 2650 m de altitud y finaliza en los 3010 metros de altitud al pie del llamativo “Diente de Llardana”. El día ya ha amanecido completamente. Las nubes parece que han retrocedido un poco, como han ido haciendo hasta ahora, y la Canal Fonda se ve relativamente despejada, pero la niebla siguen estando más adelante.

La entrada a la Canal Fonda
Nos adentramos en la Canal Fonda

En la Canal Fonda hay bastante terreno suelto de piedras y tierra, por lo que en algunos tramos te resbalas un poco, pero aunque resulta bastante molesto tampoco recuerdo que se subiera excesivamente mal... hay muchos sitios peores que éste en ese sentido. Nos encontramos un par de neveros pero que podemos evitar sin ningún problema. La niebla no nos afecta directamente pero no acaba de irse de la Canal Fonda e incluso a ratos se va espesando.

Tenemos que esquivar algún nevero que otro. La niebla tapa la continuación de la canal por detrás

Nos vamos acercando a la mitad de la canal, cuando vemos que ya vamos teniendo "a tiro" al grupo de vascos. La niebla parece que no quiere seguir retirándose y la vamos a ir alcanzando.

En la Canal Fonda tenemos ya "a tiro" al grupo de vascos

Antes de alcanzar al grupo de vascos, la niebla ya nos empieza a envolver y empieza a aparecer la lluvia, así que tenemos que hacer una parada para equiparnos con la cazadora y ponernos el cubremochilas para proteger la mochila del agua.

Alcanzamos a los vascos ya casi terminando la Canal Fonda y prácticamente llegamos juntos a lo alto de la canal. Ya no se ve nada, nos llueve y encima nos azota un viento bastante fuerte. Desde este punto toca un tramito para ganar la cresta por fuertes pendientes. Empezamos a subir tanto los vascos como nosotros, pero la situación meteorológica es realmente dura y preocupante, así que los vascos abandonan y se dan media vuelta. Los otros dos montañeros que habíamos adelantado al principio luego sabríamos que también se darían la vuelta al ver el panorama.

Nosotros decidimos continuar a ver qué pasa. Subimos y alcanzamos la cresta totalmente a ciegas; no me cuesta excesivo trabajo guiarme gracias por un lado a la presencia de algunas señales de camino y por otro a que tengo en la cabeza cómo es la orografía de esta zona y en todo momento sé más o menos dónde estamos.

Una vez alcanzada la cresta se que ya sí que no hay ningún problema de orientación pues se trata simplemente de seguir la arista hasta llegar al vértice geodésico. No obstante aquí ya la meteorología es durísima: además de una niebla que no deja ver nada, hay mucha lluvia y un fortísimo viento.

Las rocas están muy empapadas, por lo que hay que ir con mucho tiento por el tramo de arista ya que resbalan un poco. Cada pocos segundos nos pegan unas rachas de viento impresionantes que nos obligan a tirarnos al suelo para evitar que nos lleven, así que vamos avanzando entre racha y racha escasos metros hasta que nos tenemos que volver a tirar cuerpo a tierra. Está siendo un tanto peligroso. En una de esas veces el aire me arranca el cubremochilas y éste sale volando hacia arriba a modo de paracaídas perdiéndose en la niebla... a saber a dónde irá a parar, pero lo bueno es que se ha soltado y no me ha arrastrado a mí, que eso sí que hubiera sido un problema.

Aunque casi no podemos ni entendernos del fuerte viento, Dani de repente me dice que tiene las manos completamente heladas... ¡La madre que le parió! ¡¡No se ha traído los guantes!! Esta vez no le había insistido en que se llevara los guantes porque daba por supuesto que ya no hacía falta volvérselo a decir y que los llevaba encima después de la lección de hace dos días en el Aneto. Dani  me dice que ve la cosa muy mal y debemos darnos la vuelta. También cree que estamos perdidos y desorientados (en cierto modo es lógico que lo piense, pues no se ve absolutamente nada con esta densísima niebla), a lo que le contesto que se esté tranquilo en este sentido, pues no tengo ninguna duda de que simplemente se trata de seguir la misma cresta en la que estamos y enseguida esta la cima. Sé que estamos al lado de la cima, pero si mi compañero considera que demos la vuelta yo evidentemente no voy a obligarle y me daría la vuelta con él. Al oírme decir que debemos estar prácticamente en la cima, Dani me pide que compruebe las coordenadas GPS para ver a qué distancia estamos, pues llevo las coordenadas de la cima que las cogí de internet. Miro como puedo las coordenadas GPS y compruebo que estamos a escasos 60 metros en horizontal de la cima. En cuanto Dani me oye decir la distancia lo primero que dice es "¡A muerte!" y salimos disparados a recorrer esa pequeña distancia.

Efectivamente al poco de empezar a movernos se intuye entre la densa niebla la figura del vértice geodésico, como si hubiera estado ahí escondido para que no le viéramos y cuando se ha visto delatado ha dicho «vale, me habéis descubierto, aquí estoy». Llegamos a cima; son las 10:30, muy buena hora teniendo en cuenta las condiciones. Pero, la situación es tan mala que no paramos a poner el trípode para hacernos una foto cimera conjunta, sino que nos hacemos rápidamente una foto cada uno al otro, para salir enseguida disparados de vuelta; lo peor es sacar las manos de los guantes para hacer las fotos, pero no nos resignamos a quedarnos sin foto.

Cima del Posets (3375 m). Foto cimera de Dani...
... y la mía

Volvemos otra vez por la arista, teniendo también sumo cuidado con el fortísimo viento y también con la roca empapada. Dani va tan rápido como le permiten las circunstancias, pues está deseando salir cuanto antes de este infierno.

Nos toca volver de nuevo por la arista
Otra foto un poco más adelante. Intentaba fotografiar la arista en los momentos en que había mayor visibilidad.

Terminada la arista, toca el brusco descenso por la derecha hacia el extremo superior de la Canal Fonda. La ventaja de esto es que al bajar de la arista por este lado nos quitamos gran parte del viento. Además bajando de la arista la niebla clarea un poco, pareciendo que se ha quedado concentrada más arriba; ahora esto está mucho mejor que a la ida.
 
Mirando atrás: arriba a la derecha entre la niebla apenas se perfila la arista que hemos recorrido.

Aprovechando que aquí ya todo está un poco más tranquilo, hacemos una breve parada. Dani parece que ha recuperado el calor en sus manos y aprovecha para fumarse el purito que tenía preparado para la cima y que hasta ahora no había podido ser. Es casi un milagro que no se le haya mojado el puro y que el mechero también encienda. Nos felicitamos por la cima, que constituye una gran satisfacción sabiendo en las condiciones en las que la hemos hecho. También aprovechamos para beber algo de agua... yo todavía llevo la cantimplora prácticamente llena, pues apenas he bebido nada hasta ahora.

Dani se fuma el purito que tenía previsto para la cima

Ya cerca la parte superior de la Canal Fonda podemos contemplar el llamativo Diente de Llardana, un afilado pico muy llamativo que flanquea el lado oeste de la parte superior de la Canal Fonda. A la subida no hemos podido contemplarlo pues estaba escondido en la niebla.

En la parte superior de la Canal Fonda, en su lado oeste, destaca el enorme, afilado y llamativo Diente de Llardana, espectacular pico de 3091 m de altitud

Llegamos a la Canal Fonda y empezamos a descender por ella. Sigue habiendo niebla pero la visibilidad es mucho mejor. Encima ya no hay tanto viento. El descenso va rápido, pues aunque la canal es muy empinada el "sendero" no se complica mucho en hacer zigzags y baja bastante directo hacia abajo: incómodo pero rápido.
 
Bajando la Canal Fonda
Un poco más abajo

Finalmente salimos de esta larga canal. Es increíble, al salir de la Canal Fonda resplandece el sol, desaparece el frío, la lluvia, el viento, la niebla,… Es como si la Canal Fonda fuera una máquina del tiempo (meteorológico), en la cual entras por un extremo en invierno y sales por el otro en verano. Empezamos la bajada hacia el torrente de Llardaneta.

Vista atrás saliendo de la Canal Fonda
Bajamos hacia el torrente de Llardaneta. Ya no tenemos problemas de visibilidad para guiarnos.

Con estas nuevas condiciones empezamos a secarnos rápidamente. ¡Qué gusto! Ya van desapareciendo los guantes y desabrochándose las chupas. Encontramos la piedra donde está escrito "Posets" cerca del punto donde se separa el sendero que sube al Posets del que sube al collado de Eriste; esta piedra sirve para indicar en la subida si has cogido el desvío correcto. Nos hacemos una foto en dicha piedra con el trípode, para tener una foto en la que salgamos los dos.

Foto en la piedra indicativa

Estamos muy animados, así que bajamos rápido, primero terminamos de alcanzar el torrente de Llardaneta y luego bajamos un rato más o menos cerca de él hasta que lo vamos dejando a nuestra izquierda. En la bajada también alcanzamos y adelantamos a otros dos grupos de personas que bajan presumiblemente de abandonar su ascensión al Posets, pues ni nos los habíamos cruzado en la subida ni visto arriba

Bajando junto al torrente de Llardaneta

Al rato aparece frente a nosotros el refugio. Dani sigue embalado y le tengo que pedir que pare un poco a ver si nos podemos hacer una foto con esta bonita perspectiva.

¡Para, Dani, a que nos hagamos una foto!... ¡que vas embalado!...
 
... eso está mejor

Finalmente llegamos al refugio. Son las 12:15, así que desde la cumbre del Posets hemos tardado nada más que 1h45min en bajar al refugio, incluyendo paradas. Parece mentira que a esta hora ya estemos de vuelta en el refugio con el trofeo de la cumbre y a pesar de las duras condiciones... aunque ahora el día no se parece en nada a lo que hemos vivido antes: ¡hace un día magnífico! De hecho hemos llegado ya completamente secos.

En el refugio hacemos una parada larga, ya que vamos muy bien de horario. Allí recogemos lo que habíamos dejado en el refugio, nos tomamos unas cervecillas, comemos algo y hacemos alguna llamada telefónica para tranquilizar a la familia. Allí vemos también a los dos montañeros que adelantamos al poco del salir del refugio esta madrugada, que nos confirman que se dieron la vuelta cuando vieron la difícil situación: evidente, pues de otra forma tendríamos que habernos cruzado con ellos. Es probable que seamos los únicos en hacer cima hoy en el Posets, pues además ahora en el refugio no hay más gente que los guardas y los dos mencionados montañeros.

Aproximadamente una hora después emprendemos el descenso desde el refugio al coche, precioso descenso que disfrutamos muchísimo con ese magnífico día y con el buen sabor de boca de haber hecho cima. Pongo unas cuantas fotos que podéis ampliar pinchando sobre ellas:


Finalmente llegamos al coche. Me sorprende que hayamos tardado un poco más de hora y cuarto, es decir, muy poco menos de lo que tardamos ayer en subir... quizás después de la rápida bajada hasta el refugio pensaba ilusamente que ahora esta bajada nos la íbamos a ventilar en un periquete e íbamos a tardar mucho menos que en la subida de ayer. Bueno, ¡qué más da!, el caso es que ya estamos en el coche.

Comemos de nuevo junto al coche antes de partir hacia Madrid y cuando estamos comidos y listos cogemos carretera para Madrid.

Llegamos a Madrid hacia las 20:00, lo que no entraba ni en nuestras mejores previsiones. Parece metira que esta misma mañana estaba en la cima del Posets y antes de las ocho de la tarde esté ya en mi casa en Madrid, tras unos 500 km de carretera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario