sábado, 21 de diciembre de 2013

Riglos. Aguja Roja. Vía "Normal" (120m, 4 largos, V-)

Riglos. Aguja Roja. Vía "Normal" (120m, 4 largos, V-)
Año 2013. Participantes: Fran, José y yo.

Despues del palizote de ayer en la Gran Diagonal del Telera (pincha aquí para ver), hoy nos pasamos por Riglos de vuelta a Madrid con idea de hacer algo facilito y no complicarnos, ya que acusamos el esfuerzo físico y psicológico de ayer.

Es una sencilla vía de grado V- y cuatro largos, muy aérea y perfecta para disfrutar en esta ocasión.


Empezamos (podéis pinchar en las fotos para verlas más grandes):

Datos:
Longitud de la vía: 120 m.  Nº largos: 4.     Dificultad máxima: V-
Caractererísticas: Típica vía de Riglos: en aglomerado y muy vertical. Bastante fácil y cortita. Ideal para cogerle el tacto a la roca de Riglos antes de meterse en algo más serio. Al ser también la vía de descenso de todas la de la Aguja Roja, te puedes encontrar algo de tráfico.
Material: Al estar equipada no resulta necesario llevar fisureros ni friends, pero se puede llevar algo por precaución.
Equipamiento: Vía equipada. Reuniones 1 y 2 con argollas y reuniones 3 y 4 con sirga de acero. En Riglos se dice que las chapas en general alejan mucho, pero al menos en esta vía yo no las vi que alejaran demasiado, y especialmente si estás acostumbrado a la escalada clásica.
Paso clave: Es una vía fácil. El paso que normalmente se cita como más complicado, que tampoco es que lo sea mucho, es el final del cortísimo primer largo.
Posibilidades de escape: Al estar perfectamente equipadas todas las reuniones, se puede abandonar en todo momento rapelando hasta pie de vía. De hecho es la ruta de bajada.
Tiempo de escalada: Unas 2h
Tiempos de aproximación desde el coche y regreso: Unos 15 minutos tanto de ida como de vuelta.
Cimas: Aguja Roja


Croquis: 


Fecha:  2 de junio de 2013

Aproximación

Nos levantamos algo cansadillos de nuestro palizote de ayer en el Peña Telera, pero no lo suficientemente cansados como para desistir de la visita a Riglos. Calculé que nos suponía un desvío de tan solo una hora en nuestro regreso a Madrid, por lo que tampoco costaba nada acercarnos a ver qué tal.

Desde Panticosa, tras desayunar y recoger todo nuestro tinglado, nos trasladamos en coche y en un viaje relativamente corto,  tranquilo y agradable nos plantamos en Riglos.

Nada más llegar aparcamos en uno de los párkings del pueblo, pero al preguntar, nos indican dónde está el párking para los mallos pequeños, que es a donde vamos. Para ello hay que desviarse justo antes de llegar al pueblo y en escasos minutos estás en él.

Vista de los mallos grandes desde el párking
Una vez en el párking nos equipamos y echamos a andar por una pista forestal. Los mallos están perfectamente a la vista, por lo que no hay mucha pérdida.

Parte de los mallos pequeños. La de la derecha es la Aguja Roja, de 120 m de alta
Aproximación por la pista
Cuando estamos a la altura de la Aguja Roja, cogemos un senderillo que sube directo a ella. Con un pelín de esfuerzo y no muchos minutos nos plantamos al pie de la Agua Roja. La primera que vemos es la vía Edil. Hay una pareja escalándola y está la chica a pie de vía asegurándole a su compañero que lleva ya un buen trecho de largo. Sin saber quién era, le pregunto si esa es la vía Edil y me confirma que sí... luego me daría cuenta de quienes eran esta pareja... pero no adelantemos acontecimientos.

Para ir a la vía Normal hay que pasar por debajo de un puente de roca (no confundir con puente-roca, je, je, je) trepando unos metrillos y apareces al otro lado del mallo.

Justo tras pasar debajo del puente de roca se encuentra el inicio de la vía normal. Está ocupada ahora mismo en su primer largo por una cordada que son superlentos y muy torpes... estamos viendo que en alguna de las maniobras tan raras que hacen se les va a enganchar una cuerda y la van a liar... pero al final no les pasa nada. Preferimos esperar y darles un poco de cancha, porque vemos que si no vamos a ir atascados detrás de ellos.

A todo esto llega una cordada con dos impacientes y lunáticos, o mejor dicho uno de ellos; las reglas son claras: si no quieres hacer cola haberte levantado antes, pero se ve que hay gente que se cree por encima de los demás. Están ideando meterse un primer largo un poco raro, con el único objetivo de no esperar y, en cierto modo, acabar colándose de nosotros un poco más arriba. A estas alturas de la vida, yo no me peleo con nadie y menos por tonterías, pero tampoco dejo que la gente se piense que me está tomando el pelo y no me estoy enterando. José y Fran están en la misma onda que yo. Al final, entre unas cosas y otras, se dan por aludidos con nuestros comentarios y se van a otra vía; me alegro sobre todo por su compañero de cordada, porque le iba a meter por un sitio raro y comprometido.

El día está un poco raro en cuanto a que con la camiseta hace algo de fresquete, pero si nos ponemos algo encima sabemos que nos va a sobrar. Al final nos quedamos en camiseta y atamos la ropa en un arbusto para recogerla a la bajada.

Cuando en la cordada precedente los segundos de cordada (era cordada de tres) están empezando el segundo largo, consideramos que ya es momento de empezar.

Dado que José está algo convaleciente de su accidente, prefiere no arriesgar aunque la vía sea fácil y en principio no va a hacer ningún largo de primero, así que nos los repartimos entre Fran y yo. El tercer largo es un diedro, y la debilidad de Fran son los diedros, así que se queda con los largos impares y yo los pares. Yo no me quejo, ya que Fran ha catado la roca de Riglos en otra ocasión, pero para mí es nueva y no me viene mal una primera toma de contacto en el primer largo antes de hacer el segundo largo de primero.
 

Desarrollo de la escalada

Largo 1 (V-): Cortita toma de contacto con la roca, con pasito algo extraplomado.

Le toca a Fran de primero. Es un largo muy corto que empieza por el mallo vecino que está junto a la Aguja Roja. Se sube en diedro-chimenea, pero pronto hay que pasarse al lado izquierdo y remontar hasta encima del puente de roca, siendo este cambio y pasos finales los más complicados del largo. Hay tres chapas. Fran lo supera sin demasiados problemas y enseguida está encima del puente de roca. La reunión está atravesando el mismo hacia la izquierda.

Fran asomando la cabeza desde la primera reunión

Le sigue José, que también remonta el largo sin demasiados problemas. Ahora me toca. Subo sin problemas hasta el cambio a la izquierda. En ese cambio tienes que empezar a confiar en la roca de Riglos, un pelín roma, y con aspecto de que va a fallar el "cementado" de la roca y te vas a quedar con los bolos de piedra en la mano. En este lado izquierdo la roca escupe un poco el cuerpo hacia atrás; no obstante con buenas posturas se pasa sin ningún problema y rápidamente estoy arriba.

José empezando el largo
Solo reseñar que la primera chapa a mi parecer es inútil, pues en una caída de primero tocarías suelo fácilmente. La segunda es la que verdaderamente te protege y la tercera, colocada ya un poco alta sobre el puente de roca, tiene una función de evitar el roce de cuerda.

Largo 2 (VI+): Fácil, con paso final extraplomado.

Me toca de primero. Nos lo tomamos con algo de calma, para darles un poco de carrete a la lentísima cordada precedente.

Inicio el largo con subida de tendencia a la izquierda. Tras la primera chapa, se ve una segunda chapa que sigue más bien tendecia recta o ligeramente a la derecha, y puede engañar, pero esa es de otra vía, así que hay que olvidarse de ella. Si sigues subiendo hacia la izquierda enseguida ves la segunda chapa correcta.

Se llega a un sitio fácilmente identificable donde ya se tira directo hacia arriba. En pocos metros te encuentras en un paso desplomado un poco raro y que escupe mucho, al que hay que encontrar los agarres y pillarle la postura, pero enseguida das con ello y se supera fácilmente.

Superando el paso clave del segundo largo

Cuando aquí hablo de agarres, no hay que esperarse los buzonacos y cazos de la piedra caliza ni nada por el estilo, sino que son bolos de roca más bien romos, pero a los que en cuanto se acostumbra uno realmente no te agarras del todo mal. En este segundo largo yo ya me he hecho con este tipo de roca y la verdad es que me está gustando y la estoy disfrutando.

Por otra parte, en este tipo de roca normalmente es complicado caharrear y meter friends y fisureros, así que te tienes que valer de las chapas. Éstas no alejan demasiado para el que esté acostumbrado a la escalada clásica, y suelen estar bien ubicadas, por lo que realmente no echas en falta meter más cacharros.

Rematando el extraplomo. La chapas no alejan en exceso si estás acostumbrado a la escalada clásica

Tras ese paso desplomado, la reunión está en una repisa que está justo a la derecha. Monto la renunión y a continuación suben José y Fran. 

Vista hacia abajo desde la reunión 2. José a mitad de largo y Fran en la reunión 1. Aquí se aprecia mejor lo vertical de la vía

Largo 3 (IV+): Fácil pero aéreo y entretenido diedro.

Le toca a Fran de primero. Este largo es un poco más largo que los anteriores y es muy disfrutón. Es muy vertical y vas jugando avanzando con pies y manos, normalmente uno de cada en cada pared, resultando muy disfrutón. Es tranquilo en el sentido que vas teniendo puntos de reposo y no es muy exigente. El largo finaliza saliendo a una especie de collado, con un paso de salida al mismo que si intentas subirlo de cualquier forma y sin pensar, pensando que ya estás en la reunión, puede costarte un pelín. En el lado izquierdo del collladín hay un largo cable de acero rodeando todo el mogote de roca que sobresale en este lado. En él se monta la reunión.

A Fran le había prometido sacarle fotos de acción en el diedro, pero entre un cruce con una cordada que estaba descendiendo y otras cosas me despisto y al final no le he hecho ninguna foto, así que pongo una de la pesadísima cordada precedente. 


La pesada cordada precedente en el largo 3
Fran llega arriba y monta reunión. Empiezo a subir yo, alcanzando rápidamente el colladín y la reunión tras haber disfrutado de este largo. José va subiendo justo detrás de mí.


Foto hacia abajo desde la reunión 3. Voy yo y más abajo José
A José le sorprende un poco descolocado la salida al collado y le cuesta un pelín incorporarase a la reunión, pero el tema no pasa de ser anecdótico.

José incorporándose a la tercera reunión
Largo 4 (IV): Corto y muy fácil hacia la cima.
 
En teoría este largo me tocaba a mí de primero, pero José se anima y quiere hacerlo él de primero.


Es un largo muy fácil, con un par de pasitos de IV y poco más. José lo acometey en cuanto llega a la cima Fran y yo oimos decirle un "¡Hombreeee!" y nos quedamos intrigados con quién se habría encontrado en la cima... Así que no nos queda más que subir para resolver el misterio.

José atacando el largo, con un cruce de otros que bajan
Subo yo, seguido de Fran. Tenemos otro cruce con una cordada que desciende. Nos podemos cruzar bien, aunque hay que tener un pelín de cuidado para no liar las cuerdas de unos y de otros. Enseguida alcanzamos la cima.


Me toca. Hay un poco jaleillo de cuerdas
 
Cima y descenso
 
Y resolvemos el misterio... ¡Vaya sorpresa tan agradable!: Juan Carlos, un apreciado nemusiano en este recóndito rinconcito. Increible coincidir en la misma zona, en el mismo mallo y en la cima en el mismo momento. Ellos han hecho la vía Edil, algo más exigente, por lo que han llegado por el otro lado.

 
Nos encontramos a Juan Carlos en la cima... ¡Qué casualidad!
 Nos hacemos la correspondiente foto cimera, para que no se diga.
Foto cimera
 
Charlamos un poco, mientras se despeja la vía, y decidimos aprovechar las cuerdas de las dos cordadas, la de Juan Carlos y la nuestra, para agilizar el rapelado de la vía bajando los cinco de seguido. Juan Carlos lleva una cuerda de deportiva de 70 metros, y nosotros dos de clásica de 60 metros. Tenemos que hacer la mejor combinación de cómo distribuimos las cuerdas, de distinta longitud, entre los rápeles de distinta longitud y quien las baja y todo eso. Parece fácil, pero allí nos costó unos minutillos de auéntico rompecabezas:


El rápel inferior es el más largo y necesitamos empalmar las dos cuerdas de 60, el intermedio no nos llega con una de 60 pero sí con la de 70, y el superior nos llega con una de 60. La combinación al final es: primer rápel con una cuerda de 60m baja primero Juan Carlos cargado con la cuerda de 70m para ir montando el siguiente rápel. A continuación baja otro cargado con la otra cuerda de 60 metros, que va a ser el primero en bajar el segundo rápel también cargado con ella, luego los tres restantes. Yo me he quedado el último, rapelo y recojo la cuerda usada, me cargo con ella y hago el siguiente rápel casi de seguido donde el que llevaba la otra cuerda de 60m ya ha rapelado este segundo rápel. Tras este segundo rápel me junto con el que tiene la otra cuerda de 60m, las empalmamos y vamos rapelando al suelo. Mientras tanto los demás van rapelando y el último recogiendo.

Juan Carlos ya ha bajado el primer rápel
Un zoom, donde se ve la sirga de acero que es la tercera reunión
Solo falto yo por rapelar el primer rápel, pero no puedo evitar fotografiar la reunión 3 con mis cuatro compañeros: parece el camarote de los Hermanos Marx... ¡y aún me voy a sumar yo también!
El segundo rápel con la cuerda de 70m
Una vez así expuesto parece evidente, pero nos costó unos minutillos en la cima idearlo. Todo se desarrolla según lo previsto y así conseguimos descender todos la Aguja Roja en un tiempo récord para todos los que somos.

José rapelando el último rápel. Fran ya está en el suelo
Solo destacar lo mal que corría la cuerda de deportiva por el reverso, debido a su grosor; luego no había quién tocara el reverso. Y lo vertical y aéreo del bonito último rápel.
 

Estoy en el aéreo y alto último rápel

Y otra cosa, es que en el mallo gemelo, que creo que se llama Gómez Laguna, abía una cordada rapelando. Estaba bajando una chica, ya bastante abajo y a los de arriba se les suelta un bloque de roca bastante grandote que le pasa a la chica muy cerca. Aunque no pasó nada nos dejó bastante impresionados. En mi caso, me dio mucho qué pensar en el sentido que suelo rapelar sin Marchard ni sistema autoblocante, incluido hoy hasta en el último rápel tan alto, aéreo y vertical, y a partir de entonces me mentalicé que hay que hacerse con un sistema autoblocante que funcione bien y usarlo siempre, pues un golpe en la cabeza que te deje atontado y caes si no tienes sistema autoblocante. Lo he cumplido y ya normalmente voy siempre con autobloqueo.

Tras aterrizar todos, retornamos al coche, pero previamente nos despedimos de Juan Carlos y su compañera de cordada pues ellos van hacia el pueblo. La verdad es que me ha encantado este tipo de escalada en esta particular roca, y cuando paso al pie de la vía Edil me darían ganas de hacerla; pero hay que ser realistas ya que entre subir y bajar habría que echar fácil tres o cuatro horas más y se nos haría un poco tarde para volver a Madrid.

En unos minutos nos plantamos en el coche y recogemos. Se va haciendo la hora de comer, pero no tenemos mucha hambre, así que decidimos comer más adelante por el camino.

La verdad es que nos ha salido un fin de semana redondo: ayer la Gran Diagonal del Telera y hoy este excelente remate.

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